A lo largo de la historia de la publicidad ha habido un montón de campañas que se han extralimitado en sus intentos por llamar la atención o representar una idea. Cuando pasa esto, éstas usualmente son puestas fuera de circulación para terminar invariablemente en el baúl de las campañas más polémicas.

Desde comentarios políticos hasta imágenes totalmente repulsivas, los creativos de las diferentes agencias de publicidad se encuentran en una incesante pugna por  hacer más ruido y atraer la atención del público hacia su producto. Sus métodos pueden variar, pero el final de las campañas “políticamente incorrectas” es que terminen en el bote de la basura y en la memoria de todo internauta que le interesen estos temas tan escabrosos.

Me gusta ese punto canalla en donde transgredir ciertas normas consiguen llamar o captar la atención del espectador. En el fondo parece como que es algo que desearías hacer y no puedes por las barreras sociales establecidas o quizás porque eres rígido en los códigos de conducta y no toleras diachas transgresiones.

Ahí queda.

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